Tierra Europea

La sonrisa de Lee asustó un poco a Lerissa.
"¿Le habrá molestado el diseño del delantal?"
Asintió ante la pregunta del oriental y se dirigió hacia uno de los cajones para sacar una olla que le fuera útil. Se la entregó en silencio, sintiéndose intrigada, ya que la invadía la curiosidad por saber qué cocinaría aquel joven tan misterioso.

La recibí esta vez le agradecí verbalmente para no asustarla más- Gracias- prendí fuego, corté unas cuantas verduras para el aliño e introduje la carne revolviendo con una cuchara de palo. Al rato apagué dejé la carne en un plato y lavé la olla para hecharle agua y calentar esperando a la ebullición- Ha probado los nikuman? -pregunté colocando la olla de bambú sobre la otra.

Observó con mucha atención a su visitante mientras trabajaba, pudiendo comprobar que tenía una gran habilidad para la cocina.
"No, no los he probado. Es un plato típico de su país, ¿o me equivoco?"

Si -respondí mientras estiraba la masa que había preparado con anterioridad y comenzaba a hacer circulos en ella- Si gusta esta podría ser su primera vez comiendolas -sugerí sin detener lo que hacía.
Ya listo todos los circulos procedí a introducir la carne y envolverlas con la misma masa.

"Claro, siempre es bueno probar algo nuevo" asintió con una sonrisa.

La miré un momento, asentí ante su respuesta pues de esa forma había conocido muchas cosas en la casa del señor Arthur. Termine de armar cada uno de los nikumas y los deposité en la olla al vapor.-Estarán en unos 20 minutos- La idea era que la levadura hiciese su efecto y quedaran blandos y suaves.

"Está bien" respondió.
Mientras los nikumans se hacían dentro de la olla, Lerissa se formuló preguntas acerca de la contextura y el sabor que tendrían una vez que estuvieran listos.
Entonces, la asaltó una duda que vino a su mente por una corazonada.
"Esto... ¿usted conoce a Arthur Kirkland?"

Me apoyé en la pared de la cocina esperando a que los nikumas estuvieran listos. Lerissa también se quedó allí, en mi mente la imaginé con la capucha roja, era identica!- Uhm? -su preguntá me sacó de mi mente- Eh...si, me crió desde pequeño hasta hace poco- Respondí

"Oh... entonces usted recibió la influencia de Inglaterra por mucho tiempo..."
Miró nuevamente la olla al vapor con esos nikumans que estaban comenzando a verse menos apetitosos. Liech no tenía una relación muy estrecha con Arthur, pero el "talento" culinario del británico era conocido mundialmente... por lo que imploró en su mente que la comida de Hong Kong no se pareciera tanto a la de él.
Pero, seguramente, habrían cosas buenas dentro de todas esas influencias, como los cuentos fantásticos de la literatura inglesa.
"¿A usted le gustan los cuentos de hadas?"

Si, pero por ello prefiero la comida oriental a la occidental...él decía que toda sabía igual poreso preferí cocinar para mi mismo, nunca quiso comer mi comida...-La verdad jamás comí otra comida a parte de la del señor Arthur cuando viví en Europa, pero esa me basto para saber que no era nada buena.- Si, porque?

"Bueno, por la pregunta que me hizo antes... de si mi casa estaba hecha de dulces"
Observó al asiático con curiosidad. Parecía tener la misma (o casi la misma) edad que ella. Qué sorpresa... Ya no se sentiría tan extraña ni tan infantil cuando leyera historias de príncipes, princesas, magos y seres fantásticos a la sombra de un árbol de su jardín.
"A mí me gustan esas historias... y, honestamente, me gustaría vivir dentro de una. En los cuentos las personas se ven tan felices y despreocupadas que llegan a darme un poco de envidia"