Tierra Europea

Se suponía que iría a la casa del señor Arthur, pero en algún momento del camino me desvié quizás cuando me detuve para comer un pan al vapor...Pero bueno, estaba en una casita muy bonita, era como la del cuento de Hansel y Gretel que el Señor Arthur me contó antes de dormir una noche cuando era mas pequeño.
Toqué la puerta y me sentí tentado por lamer mi dedo, quizás si era de dulce. Me contuve pero me mantuve en guardia una bruja podría salir de ese lugar.

Dentro de aquella casa se escucharon unos golpeteos. Lerissa escuchó y decidió abrir, preguntándose quién vendría a visitarla... si es que eran visitas.
Cuando abrió la puerta, se encontró con un joven oriental con un rostro bastante inexpresivo.
"¿Quién es él?" se preguntó.
"Hola" saludó haciendo una reverencia "¿Desea hablar con mi onii-sama Vash? Él no se encuentra en casa ahora o.o"

Mas que una bruja se me hacía mas a la Caperucita Roja. Uhm...creo que venir tan seguido a Europa afecta mi mente...
Hice una reverencia típica de mi casa- No, no busco al señor Vash- dije en seco, las niñitas me ponen mas nervioso que de costumbre- Estoy perdido- Me sinceré con ella, esperándo recibir indicaciones y así salir de aquel lugar.
Miré hacia abajo, dudoso de preguntar, pero me intrigaba, muchísimo- Ehm...tu casa es de dulces?

"Ahh?" fue lo primero que pudo decir al oír una pregunta tan poco común.
"¿De dulces?... b-bueno, es una casa como cualquier otra, señor..."
El joven buscaba indicaciones, pero ella no sabía a dónde quería llegar, así que decidió preguntárselo para poder orientarlo mejor:
"Bueno, usted se encuentra entre el Principado de Liechtenstein y Suiza. ¿Quiere llegar a algún sitio en particular?"

Me sentí avergonzado por haber preguntado tal cosa, pero que podía hacer? la aclaración de dudas es primero.
-Entiendo...-respondí intentando ocultar mi, levemente, sonrojado rostro. Volví a mirar cuando al parecer comenzaría a ayudarme. -Liech...ten...ten...stein? -repetí algo complicado, jamás había escuchado de aquel lugar. Aclaré mi garganta- a Ingla...-mi respuesta fue cortada por el hablar de mi estomago, mas fuerte que mi voz. - ... -

A aquel rugido estomacal habría sido difícil no escucharlo, y una persona como Lerissa no podía ignorar el quejido de un estómago, aunque fuera de alguien que no conociera.
"Vaya... ¿tiene hambre? Si quiere, puede pasar a tomar algo... No es bueno viajar con el estómago vacío"

Me rasque torpemente la nuca, sin cambiar mi expresión realmente aunque estaba nervioso. Asentí con la cabeza al no poder articular respuesta alguna. Lo que me dejaba algo mas tranquilo era que si el lugar estaba en Europa no se me haría extraño los sabores y costumbres al comer.- Gracias- Dije seguida de una pequeña reverencia, esas donde juntamos una mano hecha puño con la palma de la otra mano.

Haciendo un gesto para indicarle al oriental que pasara, dijo:
"Adelante, señor... disculpe, ¿cómo se llama usted?"

Me disponía a entrar, pero claro, primero era la cortesía- Lee Wang, de Hong Kong -Respondí para, ahora si, entrar en su casa. Me quedé parado en la entrada mirando meticulosamente cada rincón del lugar. Realmente parecía sacado de un cuento, en cualquier momento saldría un lobo o una abuelita de por ahí.
De pronto una foto, una abuela!! lo sabía! [inserte aquí a Vash con el pijama que le hizo Liech]

(HAHAHA XDDDDD!!! morí con lo del pijama~~)

"De Hong Kong" repitió ella "... entonces usted es pariente del señor Yao"
Cuando pronunció estas palabras, notó que Lee había quedado, de cierta forma, hipnotizado con la foto que había en la mesita de la entrada: Era esa en donde salía su onii-sama usando el pijama rosa que ella le había hecho hace mucho tiempo.
"Ahh!" soltó algo avergonzada "Este... no le preste mucha atención a esa foto, por favor u/////u venga, sígame" pidió mientras lo diriría hacia los acolchonados sillones de la sala de estar.

Sin despegar la mirada de su abuelita respondí - Es mi hermano mayor - dije volviendo hacia ella, no debía ver aquella fotografía? Al parecer la incomodé. Caminé hasta los sillones- Pido perdón por mi atrevimiento -Al parecer era algo que no debí haber visto.

"N-no, no se preocupe ^^U después de todo, la foto está a la vista de todo el mundo, no pasa nada u//u"
Recordando la razón por la que se encontraban ambos en la sala, le dijo inmediatamente "En seguida le traeré algo... ¿Le gustan los chocolates? Tenemos de muchos tipos"

Me senté manteniendo mi distancia de la muchacha, no parecía mala pero aun así me ponía nervioso, a la única chica que estoy acostumbrado es a Wan Wan.
Asentí ante la pregunta. Los chocolates son una de las cosas mas ricas de Europa

"Entonces le traeré en seguida ^^"
Dando pasos cortos pero rápidos, Lerissa se alejó de la sala de estar y fue hacia la cocina. Si Lee la hubiera visto, también habría pensado que estaba hecha de dulces, o de galletas de gengibre. Tenía grandes despensas llenas de especias, frascos y demases.
De uno de los cajones que se encontraban por arriba de las encimeras, pegados a la pared, sacó una gran barra de chocolate suizo. La partió en pedacitos y los colocó encima de un plato blanco decorado con dibujos de flores.
"No creo que sea correcto llevarle sólo esto si tiene hambre" murmuró para sí, y habiendo pensado en esto, abrió la panera y sacó pan integral; de la despensa sacó queso y todo esto -más un cuchillo- lo colocó en una bandeja que llevó cuidadosamente hacia la sala de estar.
"Aquí está. Espero que le gusten el queso y el pan, señor Lee"

Esperé sentado, quieto, pero aun vigilando el lugar. Era una casa acojedora, grande pero acojedora. Llena de adornos bastante hogareños, similares a las casas alemanas que el señor Arthur me mostraba en sus álbumes de fotografías, tal vez estaría serca de allí.
Al llegar mi estómago volvió a rugir. Agredecí con una reverencia sacando un poco de chocolate. Por Buda! esto era exquisito, aun así mi rostro no cambió, pero comenzé a comer mas y mas rápido.

Notó que la comida le había agradado a su inesperado visitante, y esto la alivió bastante.
El aspecto de ese muchacho era curioso, ya que a pesar de que no manifestaba abiertamente sus emociones, no parecía ser una persona desagradable, ni mucho menos de la cual se pudiera desconfiar.
Entonces, recordó que había olvidado algo.
"¡Oh! Qué descortés soy, lo siento... ¿quiere algo para beber?"
Lo más seguro era que tuviera sed después de haber viajado tanto... su hogar no quedaba para nada cerca de Europa.

Casi atorado con tanta comida, sentí. Casi olvidaba preguntarle su nombre, yo le había dado el mío pero no sabía aun el suyo.- cof cof...disculpa, tu nombre cual es?...-Consulté antes de que se levantara a la cocina. Parecía alguien bastante amable, como para atender de esa forma a un verdadero extraño.

Mientras se levantaba de su asiento escuchó la pregunta de Lee.
"Es cierto, no se lo había dicho... Mi nombre es Lerissa Zwingli" respondió sonriendo gentilmente "En seguida vuelvo"
Regresó a la cocina y llenó dos vasos con agua, los cuales llevó cuidadosamente hacia la mesa de té.
"Aquí tiene" le dijo al joven extendiéndole amablemente uno de los vasos.

Señorita Zwingli- Dije cuando volvió de la cocina con el vaso de agua- Muchas gracias por su hospitalidad- Si no hubiese sido por ella quizás ahora estaría tirado quien sabe donde muerto de hambre- Necesito pedirle un favor- musité nervioso.

"No es nada" sonrió ella con dulzura, y tomó asiento en uno de los sillones.
"Cuál favor sería? o.o" inquirió ella, curiosa, preguntándose a sí misma qué podría hacer ella por un viajero oriental -a parte de alimentarlo, claro-.

Necesito su cocina -Así era, le había prometido al señor Arthur que le llevaría una dotación de panes al vapor...los que al haberme perdido, me los comí. No podía llegar con las manos vacías si esa era una de las razones para ir a visitarle, además ingredientes siempre traía conmigo, no sería problema...faltaba el calor.

"Ah... está bien o.o pero eso sí, tendré que pedirle que deje todo limpio cuando termine de usarla, o mi onii-sama me regañará u.uU"
Lerissa se preguntó para qué querría el visitante su cocina. No le gustaba entrometerse en la vida de otros, pero no creyó que a Lee le molestara que alguien lo observara mientras cocinaba, por lo que decidió indicarle dónde se encontraba el cuarto y permanecer ahí... además, aquel chico no sabía dónde se encontraban todos los implementos que necesitaría. Sí, era mejor que se quedara.

Busqué mi bolso sacando los ingredientes y la carne, agradecí y me dirigí hasta la cocina depositando las cosas sobre una mesa- De casualidad tendrá un delantal? -no solía usarlos pero el señor Arthur me regañaría por llegar todo empolvado a su casa.

"Sí, por supuesto" respondió, y se dirigió hacia el perchero que se encontraba detrás de la puerta; de ahí sacó un delantal blanco con bordados de pequeños chocolates.
"Tome, ¿le gusta este?" dijo extendiéndole dicho delantal.

Está bien, gracias -Hice un intento de sonrisa agradecida. Creo que me salió tétrica, la no costumbre.
Comenzé a unir los ingredientes hasta formar una masa tierna y esponjosa, aprovechando que debía dejarla reposar le pedí- Tiene una olla donde pre-coser la carne? -pregunté mientras abría la bolsa que la contenía y la olla al vapor típica para esos panesillos.