Aunque en la actualidad la URSS llevaba tiempo disuelta, aún le guardaba respeto -además de temor- a Iván por lo que considero buena idea visitarle, aunque al llegar a la casa del ruso el arrepentimiento lo invadió. Imagino mil cosas terribles que podría hacerle el más alto al abrir esa gran puerta, podría estirarlo, aplastarlo o querer anexarlo a sus territorios nuevamente, aún así con una mano temblorosa golpeó la puerta "S-señor Rusia..." dijo dando leves golpes.
"Tal vez no esta en casa" murmuró algo aliviado, observando estático la puerta, aún recordaba los tiempos de la URSS cuando vivía en la enorme casa, sirviendo y siendo sometido por el ojivioleta, en sus divagaciones aun podía recordar su cuarto, aquel que compartía con sus hermanos ya independientes y prósperos, acaso el Ruso ahora era diferente? si bien había oído sobre sus victorias y derrotas, jamás se atrevió a llamar o preguntarle directamente como se encontraba por lo que se sentía un mal agradecido. Empuñó sus pequeñas manos y volvió a tocar la puerta esperando que el otro abriese para así recibirle con una sonrisa y las galletas que había preparado para el báltico.