Era la hora del recreo y Lerissa había decidido descansar un poco en el jardín, lejos del ruido y de la demás gente.
A pesar de que se sentía algo sola cuando no estaba con Vash, le agradaba tener sus momentos de soledad para leer, escribir o practicar el libreto que debía aprender para el taller de teatro.
Se sentía bien estar en ese lugar, sentada en una banca detrás del edificio principal de la escuela, ya que nadie la interrumpía mientras leía la novela romántica que había llevado ese día en su mochila, pero, en el fondo, deseaba que alguien apareciera, sólo para entablar una conversación casual. Era muy tímida y por eso no conocía a más de dos personas de la escuela.
Precisamente, cuando daba vuelta una de las páginas del libro, sintió pasos detrás suyo.